martes, 25 de enero de 2011

5 Lineas estratégicas del Partido Socialista Unido de Venezuela





PARTIDO SOCIALISTA UNIDO DE VENEZUELA.

PRESIDENCIA.

LINEAS ESTRATEGICAS DE ACCION POLITICA.
DICIEMBRE 2010-DICIEMBRE 2012.

I. Introducción.

Los próximos dos años serán cruciales para la Revolución Bolivariana. Así debe asumirlo la militancia y la dirigencia del PSUV y de nuestros aliados. Lo que está en juego es la posibilidad de avanzar en la profundización democrática de la sociedad venezolana para seguir abriendo los caminos hacia el horizonte socialista o retrogradar al pasado del oscurantismo capitalista que impusieron el Imperio y la burguesía al pueblo de Simón Bolívar.

En este instante, el Imperio y sus lacayos trabajan por restituir el orden neocolonial de dominación. La Revolución Bolivariana y los gobiernos democráticos y populares reunidos en la Alianza Bolivariana para Nuestra América (ALBA) han sido amenazados directamente por la ultraderecha norteamericana, las fuerzas de ultraderecha a nivel mundial y por los terroristas del fascismo latinoamericano, en el encuentro denominado “Peligro en Los Andes”, realizado recientemente en el Capitolio Federal de los Estados Unidos.

En el ámbito nacional, podemos destacar los resultados del 26 de septiembre del 2010 que nos permitieron preservar una amplia mayoría en la Asamblea Nacional para el período legislativo 2011-2016 y las importantes victorias obtenidas en las elecciones regionales, parciales, de diciembre del mismo año. No obstante, es necesario reconocer las fallas y limitaciones político electorales, que permitieron que la ultraderecha ocupara un número de cargos en el Parlamento y preservara algunos gobiernos regionales y locales.

Por otra parte, el efecto del cambio climático generado por el modelo de acumulación capitalista causó una tragedia natural en nuestro país, frenando los progresos indudables del Proyecto Bolivariano, y agravando la situación de pobreza estructural en la cual vive un porcentaje significativo de nuestro pueblo. Tal situación supone, en el corto plazo, un gran desafío para la Revolución Bolivariana.

Es en este contexto, que el líder de la Revolución Bolivariana, Comandante Hugo Chávez Frías, ha trazado la orientación general de las 3R² (revisión, rectificación, reimpulso, reunificación, repolitización y repolarización), la cual implica el reconocimiento de nuestros logros y de nuestras ventajas estratégicas frente al adversario, pero también de un conjunto de errores, deficiencias y obstáculos que podrían dificultar el logro del objetivo estratégico, que no es otro que consolidar el camino de la Revolución Bolivariana en su avance hacia el Socialismo.

Nuestro reto inmediato es identificar esos obstáculos, combatirlos y superarlos para lograr la reunificación de todos los sujetos sociales y políticos que comparten los objetivos estratégicos y los valores sustantivos de la Revolución Bolivariana, rumbo a la conformación del Gran Polo Patriótico.

El actual momento político y social exige de la militancia y de la dirigencia del PSUV audacia y honestidad para reafirmar y defender nuestros logros: la politización de la sociedad y el protagonismo popular, la inclusión social y el avance progresivo en la satisfacción de las necesidades humanas, la elevación de la conciencia de nuestro pueblo y el gran logro de la reconquista de la Independencia Nacional; pero también para encarar los problemas de diversa índole que afectan a nuestra organización: la burocratización, el oportunismo, el sectarismo, entre otros. Ignorarlos o subestimarlos sólo contribuiría al debilitamiento del partido y por ende el futuro de la revolución.

La coyuntura exige voluntad y claridad políticas necesarias para vencer la inercia y la dispersión y reafirmar el ímpetu revolucionario que debe tener nuestra organización. Pero sobre todo, nuestro reto es la unidad inquebrantable, la disciplina revolucionaria y la lealtad a los principios de la Revolución.

Es fundamental en esta etapa, recuperar, reagrupar, rearticular las fuerzas dispersas, desmovilizadas desmoralizadas o confundidas por el adversario o por nuestros errores.

Nuestros adversarios nos prefieren dispersos, desunidos y enfrentados en diatribas estériles, porque saben que ese es el camino más expedito para intentar poner freno al avance de las fuerzas democráticas revolucionarias.

Nuestro trabajo como organización, debe partir del principio estratégico de una profundización democrática de la sociedad venezolana que nos permita el debilitamiento progresivo de las fuerzas antidemocráticas, reaccionarias y apátridas de la contrarevolución. Para ello es necesaria la combinación de un conjunto de políticas y tácticas, que neutralicen la reproducción de su ideología y logren para nosotros la recuperación de los espacios territoriales perdidos, así como consolidar, reforzar y ampliar los terrenos y posiciones ya tomados, incrementando nuestra base social de apoyo para la consolidación estratégica de la Revolución Bolivariana.

Este documento, como continuidad de las discusiones desarrolladas y los documentos y estatutos aprobados en el I Congreso Extraordinario del Partido, se orienta a la apertura de un gran debate en nuestra propias filas, en las filas aliadas y en el seno del pueblo que concluya con un Plan de Acción para los próximos años, con el fin de garantizar nuevas e importantes victorias populares, en el marco del Bicentenario del inicio de la lucha por nuestra Independencia Nacional.

II. LÍNEAS ESTRATÉGICAS DE ACCIÓN POLÍTICA.

Este documento base contiene las líneas políticas de acción para acometer las tareas por venir:

1. De la “cultura política capitalista” a la militancia socialista.

El triunfo electoral del Comandante Hugo Chávez en diciembre de 1998, y el posterior avance de la Revolución Bolivariana, se produjeron por encima de muchas de las estructuras partidistas entonces existentes, tanto de derecha como de izquierda, casi todas atravesadas por la “cultura capitalista” de apropiación y uso del poder político.

Esta “cultura capitalista” se expresa en el hecho de considerar que pertenecer a un partido equivale a “invertir” en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa “inversión” debe ser “recompensada” o “remunerada” con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido.

La fortaleza de la Revolución Bolivariana se sustenta, en buena medida, en la voluntad de su máximo líder, el Comandante Hugo Chávez Frías, de enfrentar esta “cultura capitalista”, favoreciendo el contacto directo con el pueblo, interpelándolo, pero sobre todo dejándose interpelar por él, convirtiéndose en una suerte de intérprete de las demandas y las aspiraciones populares, dándole voz a los que nunca la tuvieron y haciendo visibles a los invisibles, a los marginados, a los olvidados y explotados.

Luego de las rebeliones militares - populares del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1.992, y el proceso posterior de movilización popular liderizados por el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, la Revolución Bolivariana optó por la lucha electoral, y se hizo necesaria dotarla de un instrumento político electoral, el Movimiento V República, para lograr que aquella enorme masa popular en movimiento, tuviera la cohesión, disciplina y eficiencia electoral necesaria para derrotar a la oligarquía y sus partidos. Hoy, al PSUV le toca ejercer esa función y ser vanguardia en el proceso de construcción y defensa de la Revolución Socialista.

Sin embargo, a pesar de haber logrado preservar una amplia mayoría en la Asamblea Nacional en las últimas elecciones parlamentarias, los resultados pusieron en evidencia algunas fallas en el funcionamiento del PSUV y su vinculación con la base social de apoyo a la Revolución.

Entre las posibles causas de esta situación, es posible verificar, en mayor o menor medida, algunas actitudes o desviaciones características de los partidos tradicionales, tales como el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo, el nepotismo y el gradual alejamiento de la base social bolivariana, resultantes de la persistencia de la “cultura capitalista” en el seno de la sociedad.

Esta cultura es reproducida a lo interno del partido, y se expresa en que algunos sectores lo conciben como un medio para el “ascenso social” de los y las militantes con responsabilidades de dirección a distintos niveles. Algunos camaradas se consideran líderes absolutos e indiscutibles en sus espacios, y asumen la discrecionalidad de excluir del Partido y hasta de la Revolución a quienes se atrevan a diferir o a disentir de ellos y ellas.

De acentuarse este tipo de comportamiento, el PSUV podría terminar convertido en un partido/Iglesia, una suerte de “guía de las masas incultas”, que considera a sus militantes y a las diversas formas de organización popular como simple correas de transmisión de la línea indiscutible de los nuevos “sacerdotes”. De seguirse este camino, estas prácticas debilitarán la base social de apoyo a la Revolución Bolivariana.

Es en este contexto que el Comandante Hugo Chávez, Presidente del Partido y líder de la Revolución, hace un llamado a las 3R², orientadas a revertir los efectos perversos de estas conductas. En este sentido, toda la dirigencia y la militancia del Partido debe comprometerse, de la manera más disciplinada, en la concreción de las 3R², desde los distintos niveles de dirección hasta la militancia de base. Pero serán las bases del partido las protagonistas de este proceso. No será una rectificación “desde arriba”, sino fundamentalmente desde las bases.

2. Convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo.

Las circunstancias en que se desenvuelve la Revolución Bolivariana, pacífica y democrática, hacen necesaria la existencia de un partido que asegure la movilización electoral, pero principalmente la formación ideológica, la coherencia y la sincronización de las acciones populares (ofensivas y defensivas).

El partido tiene que ejercer su función como “maquinaria electoral”, pero principalmente como instrumento para la transformación de la sociedad, desde los sistemas de dirección y gestión general del país hasta la cotidianidad ciudadana.

Sin embargo, debemos reconocer que en el PSUV, se ha venido produciendo una imposición de la lógica de la maquinaria, donde se concibe el hecho electoral como un fin en sí mismo, y no como una tarea en la lucha por democratizar radicalmente la sociedad venezolana. La amplia base social de la revolución termina instrumentalizada bajo la forma de “masa de maniobra” electoral en cada proceso, y lo que es peor, con formas organizativas que cada año se redefine en función del mismo, perdiendo por ende su condición de sujeto de la revolución.

En el ámbito interno, es necesario reconocer que las aspiraciones de la militancia por lograr la democracia interna en cierto modo han sido frustradas por algunos militantes con cargos de dirección o de gobierno, los cuales manejan recursos y gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades personales por encima de los auténticos liderazgos populares, leales a los principios revolucionarios. Esta situación obliga a una profunda revisión de los mecanismos de selección de nuestras autoridades y de nuestros candidatos y poner en una balanza sus ventajas y desventajas.

La dinámica del partido se agota en la gestión administrativa de lo político, se concentran muchas energías en reuniones de información y coordinación, en elecciones primarias para cualquier cosa, desperdiciando muchas reservas de energía que deberían estar en el terreno, en las comunidades, junto con el pueblo.

Este confinamiento del partido en sí mismo, conduce al progresivo alejamiento de la cotidianidad del pueblo, al desconocimiento de sus demandas y problemas. El partido comienza a concebirse como un ente separado y superior al pueblo que debe “conducir”, y el trabajo revolucionario cotidiano junto con las masas populares es sustituido, en ciertos casos, por una especie de “contienda electoral”. Todo lo cual provoca un profundo sentimiento de rechazo hacia ese tipo de prácticas.

EL PARTIDO - MOVIMIENTO: LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES HUMANAS.

Optar por la lógica del Partido-Movimiento implica posicionarse dentro de las masas populares, estableciendo y desplegando una amplia política de alianzas con las diversas formas de organización popular, incluyendo los sectores progresistas de las clases medias, apoyándolas e invitándolas a poner su talento y conocimiento al servicio de la construcción de una sociedad del buen vivir para todos y todas.

Es necesario establecer objetivos concretos, sobre el terreno, dentro del proceso real de transformación de la sociedad hacia el socialismo. Se trata de trabajar junto con el pueblo, en su lucha diaria por transformar sus condiciones materiales de vida y la satisfacción de sus necesidades humanas.

En este sentido, el accionar del partido deberá orientarse inmediatamente a las actividades vinculadas a la construcción de la nueva institucionalidad democrática, entendida ésta como nuestra militancia viviendo en el seno de cada espacio social para canalizar las demandas y aspiraciones del pueblo.

Esta política de alianzas con movimientos sociales, colectivos y organizaciones populares es apenas un primer paso para avanzar en el proceso de recuperación y rearticulación de fuerzas. Más allá, el objetivo es sumar para la causa revolucionaria a sujetos sociales y sectores de la población que se mantienen al margen de la política.

El escalón fundamental de la Revolución Bolivariana se sitúa hoy en lo local (en lo municipal, en lo parroquial y especialmente en cada comunidad). Es allí, en las comunidades urbanas y rurales, donde chocan más directamente los intereses “apropiadores” y representativos de la vieja “cultura capitalista” partidista contra los esfuerzos socialistas, participativos y protagónicos populares. Es allí donde se construye el Poder Popular, la toparquía planteada como tesis por el Maestro Simón Rodríguez. Es allí donde se gana o se pierde la base social de apoyo a la Revolución.

En el corto plazo, nuestro principal campo de batalla para lograr concretar el Socialismo es el ámbito donde viven los sujetos sociales: el espacio territorial. Para ello el PSUV debe dotarse de una estructura estable político territorial de dirección que comprenda los estados, los municipios, las parroquias, las comunidades y sus sectores específicos.

3. Convertir el Partido en un poderoso medio de propaganda y comunicación.

No hay mejor propaganda que la completa imbricación de la militancia del partido con las masas populares. Es el contacto directo permanente, es la lucha cotidiana, orientada a la resolución de problemas concretos, la que determina la manera como es percibido el partido por el pueblo.

No obstante, la maquinaria del partido con los recursos de que dispone, debe estar puesta al servicio de una audaz política propagandística, que al mismo tiempo difunda de manera masiva los lineamientos tácticos y estratégicos, y sirva de proceso de formación político-ideológica, pero sin perder nunca el anclaje en lo local. La propaganda también debe girar en torno a los problemas concretos de las comunidades.

Debe ser recuperada la idea de la propaganda entendida como un poderoso factor de movilización, utilizando su elaboración, reproducción y distribución como un elemento para la activación y moralización permanente de nuestras fuerzas.

El partido debe retomar su papel de agitación de las masas populares, sobre todo en aquellos territorios controlados por la oposición, sin obviar la labor contralora que debe ejercer a todos los niveles, gobernados por nosotros.

De la misma manera es necesario tener conciencia de que la política no se hace sólo desde las pantallas de la televisión, sino que deben multiplicarse formas diversas de comunicación popular, sin descartar ningún método, por más rudimentario que pueda parecer.

Buena parte del esfuerzo propagandístico debe estar dirigido al 56,5% de la población venezolana que tiene 29 años o menos.

4.- De la inercia de la maquinaria a liderar las luchas del pueblo - Desarrollo y fortalecimiento del Poder Popular:

El Comandante Hugo Chávez ha hecho reiterados llamados al partido, a los fines de establecer una amplia política de “participación” o de “interpelación popular”, orientada al impulso del control popular de la gestión gubernamental en todos sus niveles.

Esta política de interpelación popular es una de las tareas principales de los y las militantes del PSUV: reconocer, organizar y viabilizar las amplias demandas sociales acumuladas en nuestra sociedad, para que éstas encuentren soluciones sostenibles en el marco de la lucha por la construcción del Socialismo Bolivariano.

Es preciso reconocer que esta tarea ha sido en muchos sentidos descuidada por el PSUV, en parte presionado por circunstancias propias de nuestro proceso político, en parte como consecuencia de una valoración errada de la relación entre el pueblo, el partido y el gobierno. Un partido desvinculado de las luchas del pueblo y sus demandas, es un partido que ve seriamente limitada su capacidad para servir de instrumento motorizador de la transformación socialista de la sociedad.

De esta manera, se reconoce como una cuestión de primerísimo orden a partir de este momento, profundizar y consolidar los vínculos entre el partido y las masas. Para consolidar estos vínculos, es fundamental que los sectores populares se reconozcan en el partido, es decir, el partido no puede ser identificado como una suerte de apéndice del Estado, sino como un instrumento que acompaña al pueblo en sus luchas y en la construcción del Poder Popular.

El partido debe visibilizar y canalizar las crecientes y variadas demandas insatisfechas del pueblo, interpelando junto a él a todas las instituciones y organizaciones públicas o privadas que puedan afectar, negativa o positivamente, el acceso a la satisfacción de las necesidades humanas.

Para estos efectos, se propone que las Patrullas Socialistas del PSUV, impulsen la conformación de movimientos locales en torno a Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, cuya gestación pudiera tener lugar en el marco de la celebración de los Consejos Bicentenarios del Poder Popular, que se proponen más adelante en este documento.

Las Bases de patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir deben surgir, en un primer momento, de la articulación del partido con los movimientos sociales y organizaciones populares.

Pero más allá de éstas, las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir pueden surgir como instrumentos para organizar y movilizar a las comunidades en torno a problemas específicos en la búsqueda de su solución colectiva.

Aún donde no hay organización social que se pueda integrar a estos las Bases de Patrullas Y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, existen circunstancias comunes de penuria, necesidad y anhelos que unen a las comunidades, y que muchas veces se expresan de manera dramática y urgente.

Estas necesidades deben ser identificadas y abordadas tempranamente, y a partir de ellas, de la implicación en la organización y motorización de estas demandas para lograr respuestas del Estado, establecer las bases de la organización social necesarias para crear las REDES DE LUCHAS POPULARES Y DEL BUEN VIVIR, en el seno del poder popular.

Las Bases de Patrulla y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir tendrán la responsabilidad de elaborar el mapa de los conflictos y problemas sociales generados por el capitalismo o por la ineficiencia de la instituciones del Estado, así como de los proyectos propuestos por la comunidad y a partir de estos, comenzar a desarrollar un plan de articulación con las luchas existentes y las emergentes. Luego, una vez acumulado un saldo mínimo organizativo, elaborarán un plan de acción que vincule a los funcionarios responsables de la gestión gubernamental en las diversas áreas con el Poder Popular.

En otro aspecto de la movilización popular, el Partido debe desarrollar la tesis robinsoniana del Pueblo Legislador, orientando a la mayoría revolucionaria que conforma nuestro Bloque Patriótico y Socialista de diputados y diputadas en la Asamblea Nacional, para que se constituya en uno de los impulsores del proceso de transformación socialista a partir del desarrollo de una agenda legislativa radicalmente democrática que permita desmontar progresivamente el andamiaje de la dominación burguesa sobre nuestro pueblo. Esta agenda legislativa en buena parte deberá surgir desde la iniciativa popular discutida en las Bases de Patrulla y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, liderizada por el Partido y otras fuerzas políticas y sociales de la Revolución.


5.- La Constitución del Gran Polo Patriótico: una audaz política de Repolarización.

En este sentido, y con base en la propuesta de construcción de un Gran Polo Patriótico que apueste por los cambios democráticos y revolucionarios de la sociedad venezolana, rescatando el espíritu nacionalista y libertario que hace 200 años animó la lucha de pueblo venezolano para darse una Patria Soberana, se propone:

1.- La realización de Consejos Patrióticos Bicentenarios en todos los municipios reuniendo a la base del partido, a los militantes de los partidos aliados, a todas las formas de organización popular revolucionaria, con el propósito de trabajar sobre los asuntos generales y específicos de todas las áreas y dominios de la vida social local. Sus objetivos inmediatos serían:

a) Debatir ampliamente y aprobar un plan de construcción del socialismo en lo concreto.
b) Impulsar la creación de las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, cuyo propósito sería el pleno ejercicio de la contraloría social de la gestión de gobierno y proponer soluciones, así como protagonizar la denuncia y combate a la explotación concreta del capitalismo (depredación ambiental, estafa, atropello laboral, especulación, etc.) y su superación a través de medidas y políticas socialistas.

Una vez culminado el tiempo de conformación de los Consejos Patrióticos Bicentenarios, realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios a escala estadal, con los mismos propósitos.

Simultáneamente al desarrollo de estos Consejos (o posterior a estos), se pueden realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios Sectoriales (economía y sus cadenas productivas, frentes sociales (trabajadores, educación, salud, campesinos, mujeres, afrodescendientes, personas con discapacidad, mujeres, pobladores, buhoneros, motorizados, jóvenes, ambiente, comunicación, y otras formas de organización social tales como los Consejos Comunales, entre otros).

Un proceso de este tipo crearía las condiciones para reunificar y sobre todo ampliar la base popular que sustenta a la Revolución (obreros, campesinos, pobladores, estudiantes) y para lograr alianzas con sectores patrióticos de la clase media profesional, de la cultura, del deporte y de pequeños y medianos empresarios honestos.


En el Gran Polo Patriótico, el Partido debe ser el más activo participante del gran esfuerzo de unir a los patriotas venezolanos y venezolanas en la gran tarea de defender la Independencia y la Soberanía Nacional y Popular como única garantía de lograr una sociedad donde el pueblo venezolano garantice la plena satisfacción de sus necesidades humanas

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